11.30.2006

Una imagen vale mas que mil palabras: #04

















"Fragilidad tienes nombre de mujer."
(William Shakespeare)

11.29.2006

Relato: El autobús.


El autobús.

Odio los autobuses.
En ellos uno se puede encontrar absolutamente de todo, viene a ser una especie de microcosmos en el cual, si quieres salvaguardar tu integridad, has de aprender cuanto antes unas sencillas reglas.

La primera y mas importante, respira por la boca.
Nada mas entrar, tus pituitarias detectaran toda clase de olores, el sudor del tío gordo del fondo, que es de los que piensan que si el no es capaz de olerse a si mismo es que no huele para los demás, el aliento fétido de la mujer que habla, a escasos centímetros de ti, con su hermana sobre la de ruido que lían sus vecinos con la música a todo trapo, un potente y reciente olor a mierda, en el mas amplio sentido de la palabra, del infante que acaba de estrenar el pañal mientras berrea la noticia a su madre... en fin, con eso desde luego queda plenamente cubierto el sentido del olfato, por desgracia, los otros 4 restantes también se llevan lo suyo.

Una vez que consigues llegar, después de restregarte con todo el mundo, a tu asiento (regla de oro para los no abezados en el asunto: antes de colocar tus posaderas y tus vaqueros nuevos, comprueba que el hijo de puta que suele obtener algún tipo de desahogo sexual pegando chicles en los asientos, no ha cogido aun este autobús), contemplas al variopinto grupo de personajes que suelen frecuentar los autobuses.

Hay de todo... y lo que realmente asusta es que no solo están en este autobús en concreto, están en todos.

Por un lado esta el loco de turno, aquel que habla con su compañero de asiento y le ríe enérgicamente alguna gracia, al segundo descubres que no hay nadie sentado al lado suyo... luego tenemos a la señora, estadísticamente de un grosor equiparable al de un tonel, que acaba de salir del “súper” con 300 bolsas por mano, como si tuviera pensado hibernar todo el invierno, “normal que este así”, piensas.

Si miras hacia el pasillo veras al “niño cabron”, normalmente de un metro de estatura, una cara de bicho que no puede con ella y siempre portando algún objeto con el que incordiar a distancia (las pelotas de goma, esas que las haces botar y pueden pasar horas antes de detenerse, suele ser el “arma” preferida de este nano-terrorista), con ella o con algún objeto de igual o similar eficacia te amargara todo el trayecto.

¿Recuerdan al bebe cagon? Suele defecar con una sincronicidad increíble, nada mas cerrarse, contigo dentro, las puertas del autobús y tras echar el “regalito” comenzara con su serenata, y claro, con esos pulmones recién estrenados, lo tendrás chillando y pataleando hasta el fin del trayecto.
En fin, piensas, es hora de aislarse sensorialmente de este circo con tu querido mp-3, mientras rebuscas entre tu mochila, descubres horrorizado al encontrarlo, que no tienes pilas.
De repente el autobús se detiene a recoger mas pasajeros, la mueca de horror se acentúa al observar que se trata del “abuelo”, dentro del elenco de criaturas que habitan el autobús, “el abuelo” es por meritos propios el mas temido.

No te servirá de nada que te escondas tras el asiento, te vera de todas formas, y poco importa que estén la gran mayoría de asientos libres, ira a sentarse junto a ti.Una vez sentado a tu vera comenzara a narrarte con todo lujo de detalles su vida y la de sus congeneres, como si te conociera desde siempre.
He de salir de aquí ya, piensas... mientras pasas por delante del abuelo comentándole que esta es tu parada, el sigue contándote que a cada invierno que pasa le duelen mas las varices.

El niño de la pelota te la tira a la cara.
En otra situación se la harías tragar, pero necesitar salir de allí ya.

-Esta juventud... sabes, mi nieto tendrá mas o menos su edad, resulta que hace dos días... –comienza de nuevo el abuelo.
Corre y no mires atrás.

De repente un alud de naranjas y manzanas se cierne sobre ti, a la gorda de las bolsas se le han volcado un par de ellas.
El niño de la pelota te vuelve a dar con ella.
Corre...
Pasas junto al loco y le oyes murmurar algo a ese colega que solo el parece ver.

-No, no tío no... no puedo meterle fuego al autobús... o si?? –Estas a punto de saltar del autobús en marcha rompiendo la ventana, pero este se detiene, es tu parada.

Respiras aliviado, los pajarillos cantan y estas de nuevo en tu mundo, ese que dejastes hace media hora para subir a ese manicomio con ruedas. Te paras a observar como se aleja, el niño de la pelotita se despide de ti siniestramente con la nariz despachurrada contra el cristal.

-¿Era el 7? Mierda... lo he perdido. –te pregunta alguien que llega jadeando hasta la parada.

-Si, se ha ido hace un momento. –contestas.

Te suena de algo el chaval, su cara te resulta familiar, pero no terminas de encajarlo.

-Bueno, no importa. El otro ha de estar al llegar –te dice mientras observas como se mete en la boca al menos 6 chicles.

Ya sabes quien es... te vas de aquel sitio dejándolo atrás y cagandote en la madre que lo parió.

Azhaag

11.28.2006

Una imagen vale mas que mil palabras: #03


















"No hay malas hierbas ni hombres malos; sólo hay malos cultivadores."
(Victor Hugo)

Poema: El Cuervo, de Edgar Allan Poe.


The Raven (El Cuervo) publicado en Enero de 1845
por el genial Edgar Allan Poe.
Virginia, esposa de Poe, por aquel entonces se encontraba en un estado de salud bastante precario y una mañana, en compañia de su esposo, ve interrumpida la cancion que entonaba alegremente cuando, ante la perplejidad de Poe, cae fulminada al suelo vomitando una riada de sangre, la tuberculosis se habia manifestado con total virulencia (enfermedad que marcara mucho la vida de Poe, al arrebatarle a sus seres mas queridos).
Desde entonces Virginia se mostrara ausente, siempre postrada en la cama, es entonces cuando Poe cae en el alcohol con mas fuerza que nunca, al ver como su esposa
se aleja de el por momentos. Es entonces cuando una figura alada comienza a revolotear en el universo Poe, una figura negra como la noche, Poe comienza a dar forma a la que sera su obra mas afamada.
Virginia falleceria en Enero de 1847, siendo el punto y final en la vida de Poe, el cual ya nunca abandonaria el mundo de sombras en el que se vio inmerso a raiz de la muerte de su esposa.

El Cuervo

Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,
meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral
y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,
como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.
"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;
sólo eso y nada más."

¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!
Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.
Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma
en mis libros, ni consuelo a la perdida abismal
de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar
y aquí nadie nombrará.

Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas
me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal
que, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:
"No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;
un tardío visitante esperando en mi portal.
Sólo eso y nada más".

Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:
"Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar
pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido
y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal
que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal:
sólo sombras, nada más.

La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,
y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;
pero en este silencio atroz, superior a toda voz,
sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a susurrar...
sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco la volvió a nombrar.
Sólo eso y nada más.

Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos
pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.
"Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;
veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.
Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.
¡Es el viento y nada más!"

Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,
agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.
Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,
con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,
en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;
fue, posóse y nada más.

Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,
en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.
"Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser osado,
viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;
¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?
"Dijo el cuervo: "Nunca más".

Que una ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa
sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco cabal,
pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido
ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.
Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal
que se llamara "Nunca más".

Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde el busto,
como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.
No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna
hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;
por la mañana él también, cual mis anhelos, volará".
Dijo entonces :"Nunca más".

Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;"
Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiar
del repertorio olvidado de algún amo desgraciado
que en su caída redujo sus canciones a un refrán:
"Nunca, nunca más".

Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía
planté una silla mullida frente al ave y el portal;
y hundido en el terciopelo me afané con recelo
en descubrir que quería la funesta ave ancestralal repetir:
"Nunca más".

Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra
al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;
eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyadas
obre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.
¡Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,
y ya no usará nunca más!

Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso
mecido por serafines de leve andar musical.
"¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Díos estos ángeles dirige
hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!
¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".
Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad
trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,a esta morada espectral?
¡Mas te imploro, dime ya,dime, te imploro,
si existe algún bálsamo en Galaad!
"Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!
Por el Díos que veneramos, por el manto celestial,
dile a este desventurado si en el Edén lejano
a Leonor , ahora entre ángeles, un día podré abrazar".
Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;
¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!
¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultrajequiero en mi portal!
¡Deja en paz mi soledad!¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!
"Dijo el cuervo: "Nunca más".

Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,
en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;
y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,
cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;
y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,
no se alzará...¡nunca más!

11.27.2006

Una imagen vale mas que mil palabras: #02

























"El alma que hablar puede con los ojos también puede besar con la mirada."
(Gustavo Adolfo Bécquer)

11.23.2006

Relato: Puerta al Infierno, sangre en el Cielo.

Hoy tenemos un invitado de excepcion, el amigo Luis Bermer, el cual no trae uno de sus geniales relatos de terror. Si quereis saber algo mas acerca de el o si os quedais con ganas de leer mas relatos suyos, visitad su pagina personal:

http://www1.webng.com/luisbermer/index.htm

Ahi os dejo a solas con este relato...



Puerta al Infierno, sangre en el Cielo.

Estaban sentados sobre la roca, juntos.
Se besaron con ternura. Desde lo alto de la colina dominaban toda la extensión del valle; sus campos de cultivo, los estrechos senderos que conectaban casas aisladas, sus pequeños oasis flanqueados por palmeras y, al fondo, su querida ciudad, ancestral, bajo la protección de las montañas.

Contemplaban abrazados la lenta caída del sol tras el horizonte, que reflejaba sobre las escasas nubes la profunda gama del rojo; el lienzo de un pintor magistral, inhumano.

-Qué bonito…¿verdad? –dijo ella.
-Sí…-susurró él.

Las primeras luces artificiales decoraron el valle, las diminutas ventanas y calles de la ciudad. Las nubes habían aumentado, conformando un manto anaranjado que tornaba, inexplicablemente, hacia un rojo cada vez más brillante.
El sol se había retirado, pero la luminosidad crecía tras las nubes.
En silencio se miraron y volvieron a alzar la vista, sin comprender porqué este atardecer era tan diferente a cualquier otro que recordaran. Distantes truenos recorrían la cúpula; resplandores eléctricos iluminaban el rojo creciente desde dentro, como en una digestión de luz pura.

Comenzó a llover.

Sangre.

Los rostros desencajados, goteantes, se miraron aterrorizados, extendiendo las palmas de las manos en medio de la tempestad, sin poder creer lo que estaba ocurriendo.
¿Cómo podía Alá permitir que las pesadillas abandonasen su cárcel del sueño? El viento golpeaba con su cortina carmesí, arrastrando el orgánico olor del óxido, dulzón, sofocante. Los relámpagos eran venas blancas, momentáneamente visibles entre estallidos ensordecedores.

Ciclópeos pilares quebrados y fragmentos de mampostería caían, desde las alturas, sobre el cuerpo postrado de su ciudad, bañada en sangre. Un inmenso torbellino de negrura horadaba el cielo, engullendo las nubes en voraz espiral. Y desde sus entrañas, vomitados entre chillidos monstruosos, escaparon cientos de bestias aladas formando una plaga negra, que se precipitó sobre el mundo de los inocentes. Y con ellas, la certeza de muerte. Despiadada. Absurda. Cruel.

¿Quién aseguró que el infierno enclavaba sus raíces en las profundidades de la tierra?


* * *
La puerta al infierno estaba abierta.

Oleadas de horrores sin nombre escapaban por ella, libres a su sed de muerte.
Cada boca escuchó su propio grito de agonía antes de morir; el dolor se experimentó en todas sus magnitudes. Los ríos de sangre que fueron calles arrastraban restos humanos.
La ciudad que era carne abierta, huesos rotos, clamó por un auxilio que no nunca llegó. El mundo no luchó contra el horror; miró hacia otro lado. Avergonzado. Aterrorizado.
Cuando la lluvia de sangre cesó, el fuego comenzó a torturar el cuerpo que aún vivía sin vida. Y un cuerpo sin cabeza ya no puede gritar.
En lo alto de la colina, a él lo mataron rápido; sólo le abrieron el abdomen para obligarlo a comer sus vísceras. Ella no tuvo tanta suerte.
Las palabras no deben intentar la recuperación de aquello que no pueden transmitir.
Para los artesanos del dolor, la carne guarda infinitas formas.
* * *
La puerta al infierno sigue abierta.

Nicaragua, Corea, Vietnam…ahora Irak. Ellos siempre han tenido la llave que abre la puerta. Ellos siempre han sido valientes para abrir la puerta. Ellos siempre han sabido cuál es el momento justo para abrir la puerta. Pero nunca supieron como cerrarla.

No existe llave para cerrarla.
Y la puerta al infierno sigue abierta.
Luis Bermer.
Visita www1.webng.com/luisbermer/ ...si te atreves...

11.12.2006

Pequeños grandes momentos #01


"Starling descubrio que acababa de canjear la sensacion de tener miedo por la de sentirse ruin. De escoger entre las dos, preferia tener miedo.

-Páseme el cuestionario.

Starling depositó la sección azul en la bandeja y la empujó.
Permaneció sentada y quieta mientras Lecter lo ojeaba sin excesivo interés.

-¿Cree usted, agente Starling -dijo él dejando el cuestionario en la bandeja -, que realmente puede hacer mi diseccion con este insuficiente y romo bisturi?

-No. Lo que creo es que usted puede prestar una inestimable colaboracion y ayudarnos a profundizar en este estudio.

-¿Y que razon habria de inducirme a hacer tal cosa?
-La curiosidad.
-¿Curiosidad de que?
-De saber por que esta usted aqui. De averiguar lo que le sucedio.
-No me sucedio nada, agente Starling. Yo sucedi. No acepto que se me reduzca a un conjunto de influencias.
En favor del conductismo han eliminado ustedes el bien y el mal, agente Starling. Han dejado a todo el mundo en cueros, han barrido la moral, ya nadie es culpable de nada. Mireme, agente Starling. ¿Es capaz de afirmar que yo soy el mal? ¿Soy la maldad, agente Starling?
-Creo que ha sido usted destructivo, lo cual para mi equivale a lo mismo.
-¿Solamente la maldad es destructiva? Si las cosas son tan simples, segun tal razonamiento, las tormentas son la maldad. Y el juego, que tambien existe, y el granizo. Los que asi piensan lo echan todo en un mismo saco que lleva por nombre "obra de dios".
-Todo acto deliberado...
-Para entretenerme colecciono noticias de derrumbamiento de iglesias. ¿Se ha enterado del que acaba de producirse en Sicilia? ¡Maravilloso! Se desplomo la fachada aplastando a sesenta y cinco beatas que asistian a misa mayor. ¿Fue eso maldad? Si acordamos que si, ¿quien la causo? Si El esta ahi arriba, creame, agente Starling, se regocija.
El tifus y el cisne, todo procede el mismo sitio."

El silencio de los Corderos de Thomas Harris.