6.29.2008

Reflexiones y desvaríos de un loco muy cuerdo: VI

Recuerdo la primera vez que crucé la mirada con él, yo solo era un niño, y él era un rey cautivo. Unas gruesas rejas nos separaban a ambos, al cazador y a la presa. Fue en un zoológico en Málaga, una tarde calurosa de verano cuando tuve ocasión de verlo por primera vez más allá de la imagen nítida que me ofrecía el televisor de él, o la estática de las fotos que había en las revistas. Eran alrededor de las tres de la tarde, y los visitantes del zoológico se refugiaban en las terrazas de los bares del sofocante calor, sin embargo, la fascinación por ver por primera vez a un león hacia que pasase por alto la asfixiante calor que quemaba mi piel aquel día. Nos quedamos solos, e incluso encerrado tras la reja, y viéndose disminuido su reino a tan solo uno triste parcela, sus ojos le indicaban a uno quien era. Que fue un rey que camino, cazó, y dio muerte en la lejana África. Y que en lugar de encontrarme a salvo en aquel lugar, en su reino seria una presa más. Dejó una impronta en mí aquel primer encuentro, aquel animal encarnaba mejor que ninguno un lugar, la bella y salvaje África. Y quedándose grabado a fuego en mi memoria, con el paso de los años quedo también atado a mi piel su majestuosa figura, en respeto y recuerdo de aquel primer encuentro en que mire a los ojos a un rey.



“Pudiendo ser sus garras, sus dientes o su fiereza, lo que causa más pavor del león es su mirada.”
Proverbio Masai


Azhaag

1 comentario:

Hibris. dijo...

Sólo fui en una ocasión a un zoo, el zoo de Vigo, pero era tan chiquitina que ya ni me acuerdo...
El león es uno de los animales más bonitos, tiene fuerza, porte, elegancia... y, como tu dices, su mirada.

Bonita entrada

Hibris