No cedas al dolor
Se encontraba el anciano maestro meditando sobre una roca junto a la orilla del río, su alumno reposaba tumbado en la hierba a la sombra de un árbol, cansado tras la lección del día.
Fue entonces cuando vio que su maestro se levanto, ando un par de pasos y metió la mano en el agua, como si intentase coger algo.
El alumno, movido por la curiosidad, se acerco a su maestro, este seguía con la mano aun metida en el agua.
El alumno comprobó que su maestro intentaba sacar del agua un pequeño escorpión que se estaba ahogando, cuando ya lo tenia sobre la mano y fuera del agua, el escorpión le pico en la mano.
Sacudida por el dolor, abrió la mano y el escorpión volvió a caer al agua, sin embargo el maestro volvió a remangarse y volvió a sacar al escorpión, este le volvió a picar y volvió a caer al agua en cuanto el maestro volvió a sacudir la mano dolorida.
Incapaz de contenerse, ante lo irracional de la situación, el alumno dijo:
“Maestro, cada vez que usted intente sacarlo del agua, el escorpión le picara ¿Por qué sigue intentando evitar que se ahogue?
El maestro, introduciendo una vez mas la mano en las frías aguas, le contesto a su alumno:
“La naturaleza del escorpión es picar, y no por ello va a cambiar la mía, que es ayudar...”
El maestro saco al animal del agua, lo puso en la tierra y este se perdió rápidamente entre la maleza.
Mientras volvía a retomar la posición en la roca en la que se encontraba meditando, sentencio:
“...no cambies tu naturaleza por que alguien te haga daño.”
Azhaag
5 comentarios:
Muy buena la parábola, aunque a la hora de llevarla a la práctica es un poco complicada...
El dolor que nos causan no se pasa por alto asi por asi. Es algo que siempre queda. Una pequeña cicatriz que puede abrir en cualquier momento.
Un saludo.
Hibris.
Por no decir imposible...
Por algo es sabio el maestro de esta historia jejejeje.
Un saludo.
Azhaag
Habrá que descubrir a priori cúal es la propia naturaleza antes de mantenerla imperturbable, se supone.
En eso, los humanos, podemos escoger; incluso, contraponiéndonos a la ética misma. Determinar si es justo o no, es lo siguiente; aun así, nadie puede aplicar un raciocinio puro.
Se supone que si atribuimos la existencia de la materia a un creador, deberíamos obrar según su raciocinio, cual es puro.
Se desconoce tal creador y tal facultad; por el momento, podríamos obrar según el más capacitado de los humanos.
Para hallar a alguien o algo más cualificado que si mismo, tendría que valerse de unas leyes inmutables, razonablemente justas y aplicables universalmente al todo. Vamos es lo mismo.
Obrar bajo lo que nosotros entendemos por justo, es lo que nos queda.
Se supone que el alumno tendrá que obrar según el maestro, para eso es su aprendiz. El pregunta y quiere saber el porqué de las cosas que su maestro puede enseñarle, sin embargo, sería más apto que él mismo aprendiera por su cuenta a obrar.
En mi mundo...
Si se decide por una acción u otra, teniendo en cuenta sucesos anteriores , buenos o malos, raciocinar es lo mejor antes de actuar. En cambio, si se decide actuar impulsivamente, también es opción válida.
Creo que la enseñanza de esta parabola es que no debemos dejar que factores externos (dolor, venganza, resentimiento...) logren que cedamos nuestros valores, nuestros principios.
La naturaleza del sabio era ayudar y no por los incesantes agijonazos del escorpion ha dejado de hacerlo.
Por cierto Nameless, me he pasado por tu blog y los comentarios siguen cerrados... abrelos hombre, me muero de ganas de comentarlos.
Un saludo.
Azhaag
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