3.03.2007

Relato: Arrojada desde los cielos



Arrojada desde los cielos


El joven paladín llevaba largo tiempo en silencio, con su espada desenvainada y contemplando algo en el brillo de su hoja.

-¿Cuál crees que fue el motivo por el cual el hombre se vio obligado a idear esta arma? – pregunto el joven a su padre que ordenaba sus herramientas junto al calor de la fragua.

El herrero miro extrañado a su hijo, que esperaba expectante su respuesta.

-Defenderse de sus enemigos… -le contesto.

El joven parecía hipnotizado por el resplandor que arrojaba la espada a la luz de la fragua, sus ojos recorrieron su dañino filo como si en el se encontrara la respuesta.

-En algún momento… en algún momento el hombre la creo por primera vez sin que el otro tuviera nada con lo que plantar batalla y defenderse, padre.
No la creo para defender a el y a los suyos, si no para segar vidas.
¿Pero por que iba a hacer algo así el hombre?

El joven aparto la vista de la espada y levanto su mirada hacia los cielos, a través del pequeño tragaluz que tenia el techo.

-Creo que los dioses la arrojaron desde las alturas… -dijo el muchacho.

-¿Por qué iban a hacer tal cosa?

-Creo que en su infinita sabiduría, los dioses la arrojaron a la tierra para que los hombres acabáramos los unos con los otros… ¿Has visto alguna vez a un dios blandir una espada para acabar con la vida de los mortales?

El joven envaino su acero y sin mediar palabra abandono la herrería, dejando a su padre contemplando el resplandor de las espadas que aguardaban a ser terminadas, buscando, al igual que su hijo, en su filo la respuesta.

Azhaag

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No siempre el ser humano hace buen uso de sus habilidades. En ocasiones sus creacciones son tan inverosímiles por lo absurdo de las mismas que resulta complicado encontrar el motivo que llevó a al hombre a engendrarlas.

Muy buen relato Rubén. :D

Hibris.

sinnombre dijo...

El hombre perfeccionó armas para sobrevivir él y los suyos. Las utilizó en ambientes hostiles. Viéndose el hombre incapaz con las manos; las armas, le fueron más contundentes y eficaces.
La verdad, es que ya hemos llegado a un punto en el que se puede dominar a una plaga entera. Lo siguiente... no lo sé.