10.07.2007

Cuadernos de dibujo: En Transilvania, entre cruces y ajos

Daniel no logró encontrar trabajo en su tiempo. El ámbito laboral estaba fatal, por lo que decidió buscarlo en otra época valiéndose de su maquina del tiempo. Son pocos los que saben, de hecho, puede que tan solo yo este en posesión de esta información, que Daniel estuvo trabajando como becario del mismísimo Abraham Van Helsing. Si, así es, el archiconocido Doctor Abraham Van Helsing, el cazavampiros.
Su trabajo no era excesivamente fatigoso, que si sácale punta a estas estacas, que están un poco romas, que si haz una guirnalda de ajos que esta noche salimos de caza, que si haz inventario de crucifijos… lo típico que suele hacer un ayudante de cazavampiros.
Me contó que cierta noche, mientras bebía con el afable doctor en una ruinosa cantina de los Cárpatos, este le confió una historia que le heló la sangre. Le habló de una criatura que llevaba persiguiendo desde su juventud, la cual era la raíz del mal que desde años combatía todas las noches valiéndose de estacas, cruces y fe.
En vida se llamó Vlad Tepes, y fue príncipe de Valaquia, temido por su arrojo en la batalla y por su crueldad. Cuentan los cronistas que su esposa, al creer que su amado había muerto en combate, se suicido. Al volver el príncipe y enterarse de lo sucedido repudió a Dios y a la sagrada cruz por la que había estado luchando durante años. Su dolor fue incontenible, y murió de pena para volver a renacer convertido en una criatura de la noche, la primera de una gran estirpe, el patriarca. El vampiro.
Su nuevo nombre, al igual que él, nació con la noche, Drácula.

-Desde entonces le persigo, joven Daniel –le decía, apurando su cerveza.

Daniel insistió en que le dijera como era aquel ser, aquella criatura. Pues tenía intención de retratarlo.
Cuando regresó a su tiempo, el pergamino en el cual dibujó aquella horrible faz olía a ajo, pequeñas gotas de sangre manchaban algunos bordes y en la profunda mirada de aquel ser se alcanzaba a vislumbrar toda la magia que encerraba la oscura Transilvania.



























Azhaag&Espeton

2 comentarios:

Anónimo dijo...

plas plas plas, nada como un buen equipo. Muy bueno chicos. :D

Hibris

Azhaag dijo...

A mi es un personaje (siendo Frankestein el primero, ojo) que me encanta. Considero que el modo epistolar, el cual eligio Stoker para contar su historia, no fue el acertado. Pero sin embargo, el personaje de Dracula me parece soberbio.

Hablando de Frankestein... habra que sugerirle aqui al artista que se luzca dibujando al monstruo por excelencia... soy fan nº1 del bicharraco de Shelley.

El dibujo, genial, como nos tiene acostumbrados.

Un saludo.

Azhaag