12.01.2007

Perlas de sabiduría: El viajero y su sombra


Contemplo y admiro la paciencia como culmen de todas las virtudes. Vista desde fuera, desde los ojos de quien observa al pescador silencioso frente a su caña echada al mar, parece no conllevar demasiada complejidad su puesta en práctica. Sin embargo, los minutos cuesta sobrellevarlos con la tranquilidad suficiente para que el angosto paso de los segundos no nos haga enloquecer.

Una virtud, la virtud, que puede mostrarse con mil mascaras ante los ojos de quien la observa. Hace unas horas, releyendo “El viajero y su sombra” de Nietzsche, me encontré con una de las apariencias más poéticas que la paciencia puede escoger para mostrarse ante el impaciente hombre.

“176. Los pacientes. – El pino parece escuchar, el abeto parece esperar, y ninguno muestra impaciencia; no piensan en ese hombrecillo que, a sus pies, parece estar devorado por la impaciencia y la curiosidad.”

Nietzsche siempre me descoloca con reflexiones o pinceladas tan sutiles y evocadoras como la que os muestro… es un escritor… polivalente creo que es la palabra. Con la suficiente capacidad para ser un incomprendido a ratos, o todo un poeta cuando arroja algo más de luz sobre la oscuridad que siempre parece pesar sobre su obra, la cual es de todo, menos de fácil lectura.

Azhaag

2 comentarios:

Hibris. dijo...

Genial Rubén, que buen post.
La paciencia...aiiii, ojalá hubiera alguna más pululando en el ambiente...

Muy bueno el fragmento de Nietzsche, no lo conocía.

Un besiño.

Hibris

FaFa dijo...

Interesante entrada.

Has leído un libro que se llama Opiniones y Sentencias?, una edición de 1946 impresa en la Argentina.

Saludos.