Por lo que no creo que haya un culpable ¿no? Y si lo hay somos los dos…
Si me sincero contigo, siempre la he visto demasiado imponente, y tan cambiante como la marea. Eso quizá tienda a descolocarme un poco, uno nunca sabe como acercarse a ella. ¿Cómo estará hoy? ¿Será jovial y alegre en sus formas, regalándome esa sonrisa tan linda que tiene? O puede que tenga uno de esos días en que uno tiene que arrancarle las palabras, y casi darle un significado por lo vacuas que son estas.
Hoy el día esta gris, dice uno tras mirar al cielo, puedes ser que hoy este melancólica, o incluso furiosa, llena de palabras afiladas y blandiéndolas con habilidad, y de veras que me mata ver sus ojos apagados por la pena, o encendidos por la rabia.
Por eso a veces, dentro de mi propia ignorancia, por no saber llevarla, por no saber mecerla y tratarla, tiendo a rehuirla.
Pero cuando me alejo de ella, cuando pongo tierra entre los dos y ya no alcanzo a verla en la distancia, recurro a su recuerdo. No tiene sentido ¿verdad?
Pero da igual cuanto me aleje, siempre me cautiva con su canto de sirena, y yo, a diferencia de Ulises, no tengo a un grupo de lobos de mar para que me aten al mástil, por lo que acabo regresando a su lado…
Por que las palabras más bonitas que yo he oído nunca, se las he escuchado decir a ella.
-¿Como voy a enfadarme con ella? –le digo a la prosa –No puedo enfadarme con la poesía.
Azhaag
1 comentario:
Vaya, qué original la idea, me ha gustado. :D
Un beso.
Hibris
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